Interés y Humor - página 228

 

Красота !

Папашам детей которым про аиста не катит совсем уж ))

¡Gran película! Lástima que no hubiera palomitas. ¿En qué planeta está esto?

 
¡Gran película! Lástima que no hubiera palomitas. ¿En qué planeta está esto? <br / translate="no">
No es en qué planeta, es en в cuál. )))
 

 C-4 2012.03.20 15:16 #

Зачетное кино! Жаль попкорна не было. На какой планете это происходит?

Planet Mama , Constellation Life )

 
Según las estadísticas de 2020, el hilo más visitado en el foro mql4.com/ru sigue siendo, como en años anteriores, el hilo de Yuri Reshetov - "MT4 no tiene mucho tiempo de vida".
 

Estás sentado aquí sin saber nada).

y esta rama tiene un año).

felicidades a todos )

- О . ¿Qué es eso?

- Un año. Vuelan mucho por aquí.

 
 
 
 
 
Hombre y perro
Autor desconocido:

Un chico de unos dieciocho años caminaba por el parque. Arrastraba ligeramente las dos piernas, lo que hacía que su forma de andar fuera un poco extraña. Pero su espalda estaba recta, su zancada segura, sus ojos rectos y firmes. Tenía un perro con una correa larga. Era muy viejo, y su paso lento e inseguro, su pelo gris y sus ojos llorosos lo demostraban. Caminaban uno al lado del otro y se notaba enseguida que estaban juntos.

- ¡Mamá! ¡Mira, un perro! - La voz de un niño rompió el zumbido habitual de la gran ciudad. - ¿Puedo darle mi sándwich?
Mila suspiró con fuerza. Ya estamos otra vez. Dimka ya la había torturado con la petición de comprar un perro. Era como Little Boy y Carlson. Pero Mila se opuso rotundamente. Primero los charcos interminables, luego el pelo... Además comprendió perfectamente que todos los cuidados del perro - paseos, alimentación, vacunas, etc. - recaerían sobre sus hombros. Dimka era demasiado joven para cuidar de otro ser vivo.
- Dimka, sabes que no hay nadie que cuide del perro. Estoy en el trabajo todo el día, tú estás en la escuela, y además, todavía eres demasiado pequeño.
- ¿Y papá?
- Y papá, - aquí la voz de Mila tembló traicioneramente, afortunadamente, Dimka debido a su edad no pudo prestarle atención todavía, - y papá no tiene tiempo para venir a nosotros a pasear al perro.
Dimka frunció el ceño. Mila, suspirando de nuevo, sacó un bocadillo de la bolsa, guardado por si Dimka tenía hambre durante el paseo, y se lo dio a su hijo. El chico se acercó al perro que estaba tumbado y le puso con cuidado un trozo de pan y salchicha junto a la cara.

Unos días más tarde, Mila y Dimka fueron a dar un paseo por el parque infantil. Los niños retozaban, hacían ruido, se perseguían y se deslizaban por el tobogán. Dimka también corrió con todos los demás, riendo alegremente. Se subió a la barra horizontal. Mila quiso detenerlo, pero no lo hizo. Dimka cayó, se dejó caer torpemente y no pudo levantarse.

Tres meses después, Mila trajo a Dimka a casa, ennegrecida por el dolor. En una silla de ruedas. Los médicos habían admitido que aún no estaba todo perdido, pero era difícil de creer. Dimka probablemente no volvería a caminar. Y Dimka... en la silla... serio y callado, incluso a sus ocho años comprendiendo que algo muy malo había pasado... Ya no lloraba ni tenía miedo...

Mila llevó el cochecito al pasillo.
Suspiró.
Y abrió la puerta de la siguiente habitación.
De allí, arrastrando graciosamente sus cortas piernas torcidas, salió un peludo cachorro de pelo rojo. Arrugó la cara de forma graciosa y pinchó todo con su húmeda nariz negra.

- Dimka -dijo Mila con severidad-, prometiste que criarías al perro tú misma. Ha llegado el momento de cumplir su promesa.

Seis meses después, Dimka se levantó de su silla. Se cansó rápidamente y se sentó de nuevo, pero pudo dar algunos pasos. Y al cabo de un par de meses salió a pasear solo con un cachorro (ahora un perro adulto), de nombre gracioso e incomprensible Bendik. Dimka caminaba muy despacio, agarrado de la mano de Mila, moviendo los pies con inseguridad. Pero él estaba caminando. Por sí mismo.

Han pasado diez años. Bendik había envejecido y apenas podía mover las patas por sí mismo. Y Dimka, ahora Dima, caminaba a su lado, dispuesto a recogerlo si era necesario. Y Dima sabía que le debía su andar a este perro.

Caminaron uno al lado del otro. Un chico joven con una cojera y un perro viejo. Y se sentían bien juntos.