Interés y Humor - página 2390

 
- Mi ordenador se apaga solo... ¿qué hago? - ¿Tienes un sistema abajo? - ¡Sí! - Cámbiate los calcetines... ¡se está desmayando!
 
Mischek:
Es que la persona que prohibía tiene pediculosis))
Vaya, qué gente, yo pensaba de por vida... :-) me alegro... cada vez menos viejos apodos....
 

Google te sigue y lee tu mente

Uno de los compañeros de trabajo se ha quejado de que sus cucharas están desapareciendo poco a poco del comedor de la empresa. Ya ha traído seis, de los cuales sólo quedan dos. El resto de los empleados ideó un plan:

Todos los que le enviaban un correo electrónico tenían que añadir al final del mensaje, en texto blanco (es decir, invisible hasta que se resaltara especialmente): "cuchara cuchara cuchara cuchara cuchara".

Lo hicimos durante unas semanas (tenía una cuenta de GMAIL) y poco a poco empezó a volverse loco: ¡en cada página web a la que entraba le aparecían anuncios de cucharas y cubiertos! Pensó que Google había empezado a leer su mente...

 
Mischek:

Google te sigue y lee tu mente

Uno de los compañeros de trabajo se ha quejado de que sus cucharas están desapareciendo poco a poco del comedor de la empresa. Ya ha traído seis, de los cuales sólo quedan dos. El resto de los empleados ideó un plan:

Todos los que le enviaban un correo electrónico tenían que añadir al final del mensaje, en texto blanco (es decir, invisible hasta que se resaltara especialmente): "cuchara cuchara cuchara cuchara cuchara".

Lo hicimos durante unas semanas (tenía una cuenta de GMAIL) y poco a poco empezó a volverse loco: ¡en cada página web a la que entraba le aparecían anuncios de cucharas y cubiertos! Pensó que Google había empezado a leer su mente...

Tendré que probar....
 

Si Google fuera humano

 
-El anuncio dice que se puede tomar una búsqueda de ti -le dijo el semielfo al Burgomaestre-. ¿Podría ser más específico?
-Eso es fácil -se encogió de hombros el Burgomaestre-, ¿ves esa colina de ahí? Hay un duende con un lanzagranadas. Y está disparando en la ciudad de vez en cuando. Ese es todo el problema.
-Sí, ya veo. Deberíamos matar al duende...
-¿De qué estás hablando? -El alcalde echó un vistazo y agitó las manos.
-¿Por qué? -se preguntó el enano. -¡Es un duende!
-¡Sí, lo es! Si lo matamos, la comunidad mundial dirá que es un genocidio y que somos racistas.
-¿Y qué? Que diga lo que quiera.
-Y traer a las tropas, -El alcalde terminó sombríamente su pensamiento.
-Hm... -El medio-elfo está pensando, -¿Así que este imbécil te está disparando con un lanzagranadas, y tú lo soportas y no te atreves a contraatacar?
-Si no, nos llamarían los agresores.
-Bueno, ¿y si no matamos al duende, sino que lo ahuyentamos?
-¿Desde su colina? Imposible. Entonces nos llamarían invasores.
-¿Atraparlo y quitarle el lanzagranadas?
-Los expropiadores.
-¿Para estar encerrado con el lanzagranadas? De acuerdo, no respondas a eso -dijo rápidamente el semielfo, cuando el burgomaestre abrió la boca-. Un caso muy interesante.
-Está prohibido matar, desarmar, capturar, ahuyentar, ¿qué más se puede hacer? ¿Reeducar? Esa no es nuestra línea de trabajo.
-No, no es... -Llamamos a un psicólogo para ese tipo de trabajo. Pero entonces el mundo nos acusaría de presión psicológica.
-Y de profanar nuestras tradiciones -añadió el enano, sacudiendo con firmeza la cabeza-; eso de disparar lanzagranadas a la gente es algo sagrado para los goblins.
-Bueno -exclamó alegremente el alcalde-, ya sabes lo que quiero decir.
-¿Y qué tenemos que hacer? -volvió a intervenir la Princesa.
-Toma el paquete -suspiró el alcalde-.
-¿A quién? ¿El duende?
-Sí, no hay existencias de alimentos en la colina. El duende tendrá hambre dentro de una hora, hará una tregua y empezará a negociar. Lo hace todos los días. Exige que le traigan comida, vino, armas, y a veces más... Y luego, cuando está lleno, declara que las conversaciones de paz han llegado a un punto muerto y tiene que reanudar el fuego. La comunidad mundial le tiene mucha simpatía. Creen que tiene principios.
-Y si te niegas a proporcionarle comida y armas...
-Entonces dirán que estamos...
-Bien, de acuerdo, lo entendemos -dijo el semielfo agitando las manos-.
-...y enviar las tropas, - murmuró el burgomaestre.
-Bueno, ¿para qué nos quieres? Podrías enviar a uno de los tuyos a llevar el saco.
-Ya lo hicimos. No ha vuelto nadie.
-¿El duende los mató a todos?
-Afirma que no lo hizo.
-А...
-Y el mundo le cree.
-А...
-Entonces dirán que somos provocadores. Verás, es él, el duende, quien toma la iniciativa de la paz, es su gesto de buena voluntad. Y si algo va mal, es nuestra culpa. Obviamente. Y vosotros... bueno, sois una especie de forasteros, puede que no os haga daño.
-Bueno -resumió Medio Elfo-, cosas políticas aparte, lo único que tenemos que hacer es coger el paquete del cliente y entregárselo, ¿no? Una simple búsqueda postal. El resto es su problema. ¿Verdad?
-Así es -confirmó el alcalde-, ¿tenemos un trato?
-Es un trato -asintió el semielfo-. El alcalde suspiró aliviado.
-¿Puedo hacerles una pregunta? -La princesa levantó la mano. -¿Tienen tanto miedo de que la opinión pública mundial les llame agresores o militaristas o algo peor?
-Idiotas, -respondió tristemente el alcalde.

(c) bormor
 

Pequeño Oso )