A pesar de que aún falta una semana para el cierre del mes, 312.786 contribuyentes aprovecharon para adquirir $ 213 millones, monto que supera a los $ 205,7 millones que 306.930 personas compraron en todo julio, que había sido el mes récord en la adquisición de dólar ahorro desde que se implementó el sistema. A medida que se agranda el agujero entre el oficial y el blue, hoy en el 65%, cada vez más gente aprovecha para hacer el puré: comprar en el oficial y vender en el paralelo.
Quedan sólo cinco días hábiles para terminar agosto y, quien no aprovecha su cupo para comprar dólares ahorro a $ 10 (precio oficial más el 20%), pierde su límite mensual, ya que no acumula para el mes siguiente.
Con una brecha entre el dólar oficial y el blue del 65%, cada vez más
gente aprovecha este atajo para hacer el "puré", como se denomina en
la jerga financiera a comprar en el oficial y vender en el paralelo, que
arroja una ganancia de casi el 40%. De hecho, en lo que va de agosto
312.786 contribuyentes compraron un total de u$s 213 millones, lo que
supera a las 306.930 personas que adquirieron u$s 205,7 millones durante
todo julio, que había sido el mes récord de venta de dólar ahorro desde
que se implementó este sistema, a fines de enero.
Es lógico que, al aumentar el precio del blue y rozar los $ 14, sean
cada vez más los que se tienten con poder adquirir billetes verdes a
sólo $ 10. Además, si luego pueden descontar el 20% de alícuota por
ganancias o bienes personales, terminan comprando las divisas a $ 8,42,
aunque en la AFIP realicen el reintegro recién en abril próximo, con lo
cual se licúan en parte por el efecto inflacionario.
Lo cierto es que, con las microdevaluaciones de la moneda que está
realizando el Banco Central, el mejor negocio es adquirir las divisas a
principio de mes, para obtener el mejor precio, ya que a fines de mes el
oficial seguramente estará más caro. En efecto, quien compró billete el
primero de agosto lo pagó $ 8,25, casi 20 centavos menos que el valor
de cierre del viernes pasado.
La AFIP autoriza a comprar el 20% del sueldo bruto de un empleado en
relación de dependencia o de un autónomo que gane a partir de $ 7.200
por mes, con un tope máximo de u$s 2.000. En lo que va de agosto, el
promedio autorizado fue de u$s 680 per cápita, con lo cual se deduce que
el ingreso promedio de quienes solicitaron billetes verdes es de $
30.000.
Según cuentan en el mercado, quienes tienen poder adquisitivo suficiente
se guardan los verdes, pero quienes tienen dificultades para llegar a
fin de mes, luego venden esos dólares en el mercado paralelo (o a amigos
que se los quieran comprar) para poder afrontar el pago de la tarjeta
de crédito.
El 90% de los compradores prefiere pagar un 20% adicional con tal de
quedarse con los dólares en su poder, mientras sólo un 10% los deja en
una cuenta especial en el banco, que debe permanecer un año ahí para que
no le cobren la alícuota.
Sin embargo, hay ahorristas que, por la inseguridad, prefieren tener sus
dólares en una caja de ahorro en el banco antes que en su casa, por
temor a los robos. No obstante, cada vez que compran dólares ahorro
retiran las divisas. En ese caso, lo económico es guardar los billetes
que autoriza a comprar la AFIP en el banco y retirar parte de los
dólares que están en una caja de ahorro, para así comprar divisas 20%
más baratas.
Otra de las situaciones típicas es comprar dólar turismo cuando se viaja
al exterior, que tiene un recargo del 35%, en lugar de adquirir el
ahorro, cuya alícuota es del 20%. Con una brecha del 65%, los viajeros
frecuentes no sólo aprovechan su cupo mensual, sino también el turismo,
que por lo general suele dar u$s 100 por día de viaje por persona. Con
la incertidumbre reinante de lo que La Cámpora ha dado en llamar el
Grifault (juego de palabras entre Griesa y default, que el oficialismo
culpa de todo al juez), stockearse en moneda dura pareciera ser la mejor
opción. No por nada el ministro de Economía de Bolivia, Luis Arce,
reveló que los argentinos en la frontera están ahorrando en la moneda de
su país por el alza del dólar en Argentina y el temor a que se acelere,
mientras el boliviano se mantiene estable desde hace cuatro años.